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La iniciativa incluye un informe en el que, cada dos meses, se analizarán distintos proyectos de ley, identificando los principales hallazgos y entregando propuestas.

Una nueva herramienta de análisis y difusión lanzó esta semana Derecho UC, a través del Programa de Reformas a la Justicia, que dirige el profesor José Pedro Silva.

Se trata de un Observatorio Legislativo, a través del que se elaborará un informe que se difundirá cada dos meses. En ese documento, se realizará un seguimiento y análisis de iniciativas legales sobre justicia, junto con comentarios de académicos expertos en algunos casos.

Cada informe entregará, entre otros elementos, la siguiente información sobre los distintos proyectos de ley estudiados:

  • Contenido y objetivos centrales
  • Principales hitos en su tramitación
  • Indicaciones presentadas
  • Terceros invitados a opinar del proyecto de ley
  • Próximos hitos de la tramitación legislativa
  • Comentario experto, con recomendaciones y propuestas

“Se trata de un proyecto que responde a la profunda vocación pública de nuestra Universidad y, en particular, de nuestra Facultad de Derecho, que a través de los años se ha caracterizado por ser un espacio de encuentro entre la academia y los distintos actores públicos y autoridades de nuestro país. Esperamos que este observatorio contribuya a poner en relieve los distintos proyectos de ley en materia de acceso y eficiencia de la justicia que se encuentran en el Congreso Nacional, algunos de ellos bastante olvidados, y cuya rápida tramitación es necesaria para corregir las dificultades existentes en este ámbito”, dijo Silva.

A su vez, el profesor Hernán Larraín, quien integra el Consejo Directivo del Programa de Reformas a la Justicia, señaló que “el principal desafío de este observatorio es contribuir a informar sobre la tramitación de los proyectos más relevantes en el ámbito de la Justicia, y muy especialmente para impulsar y reactivar proyectos de ley que son relevantes o se encuentran detenidos en el Congreso debido a la falta de voluntad política o a la escasa priorización de asuntos que son de tremenda importancia para el común de las personas”. En ese sentido, añadió que “el derecho a acceder a la justicia es tan importante como el derecho a la salud, considerando su impacto en la dignidad, la libertad, la seguridad y la propiedad de las personas, además de su importancia para el resguardo de nuestra democracia y el Estado de Derecho, entendidos como pilares del desarrollo político, económico y social del país”.

Finalmente, el profesor Nicolás Frías, subdirector del Programa de Reformas a la Justicia, hizo una invitación a seguir las publicaciones del Observatorio Legislativo, que además de incluir un detallado resumen de los aspectos más relevantes de cada proyecto de ley y su progreso en el Congreso, también incluirán opiniones de reconocidos académicos de la Facultad de Derecho UC. En estas opiniones se discutirán tanto las fortalezas como las debilidades de los proyectos, además de proponer ideas para su perfeccionamiento.

Primer número

El primer informe del nuevo Observatorio Legislativo se publicó este mes de julio. En su primer número, aborda tres proyectos de ley que destacan por su gran relevancia en orden a modernizar la justicia, y que se encuentran en distintas etapas de tramitación legislativa:

  • Proyecto de ley que modifica diversos textos legales en materia de sanciones penales (boletín N° 12.213-07), que propone la creación de tribunales especializados y un nuevo procedimiento para la ejecución de penas privativas de libertad, medidas de seguridad, libertad condicional y reclamos contra decisiones de la autoridad penitenciaria.
  • Proyecto de ley que modifica el sistema registral y notarial en sus aspectos orgánicos y funcionales (boletín N° 12.902-07) que, entre otros objetivos, persigue disminuir la discrecionalidad en los nombramientos; mejorar la fiscalización, regular los aranceles y cobros, incorporar nuevas tecnologías, y promover el uso de la firma electrónica a fin de disminuir la cantidad de trámites a realizarse ante notario.
  • Proyecto de ley que crea el Servicio de Acceso a la Justicia y Defensoría de las Víctimas (boletín N° 13.991-07), que crea un nuevo servicio público descentralizado denominado Servicio Nacional de Acceso a la Justicia, que reemplazan a las actuales Corporaciones de Asistencia judicial. Dentro de sus funciones, se encuentra otorgar asesoría jurídica a las personas, apoyo social y psicológico a las personas víctimas de delitos; la elaboración de propuestas en materia de acceso a la justicia, orientación e información en derechos y en materia de solución alternativa de controversias.

El informe se puede revisar aquí.

El pasado 27 de junio, se desarrolló el primer plenario de la Iniciativa Derecho UC: Jueces para Chile, titulado "Redacción de sentencias judiciales: entre la quaestio iuris y la quaestio facti". 

La instancia contó con las exposiciones de los jueces Sebastián Bravo Ibarra, juez de letras y laboral de Rengo; Raúl Díaz Manosalva, juez del 2° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago; Nicolás Humeres Guajardo, Juez de letras de Tomé y Eduardo Estrada Aravena, relator de la Corte de Apelaciones de Santiago, todos quienes forman parte del grupo de reflexión y discusión prueba y razón.

La actividad permitió a los alumnos que participan de la Iniciativa Jueces para Chile, reflexionar sobre los aspectos teóricos y prácticos más relevantes a la hora de argumentar cuestiones de derecho y de hecho en una sentencia judicial. También, los alumnos tuvieron la posibilidad de comprender dichas consideraciones a partir del análisis de sentencias civiles y penales. 

Revisa a continuación algunas fotos de la actividad. 

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El pasado 22 de junio, el medio Biobío acudió a distintos expertos para analizar las medidas anunciadas por la Corte Suprema tras el pleno extraordinario celebrado el miércoles 19 de junio, luego de conocerse algunos chats que han puesto en tela de juicio las designaciones al interior del tribunal.

"Al respecto, Nicolás Frías, director del Departamento de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica, explicó que el mecanismo para elegir a los supremos tiende a generar espacios para que los postulantes se den a conocer. 

“En este proceso se observa cierta opacidad que se prestaría para prácticas culturales como las que señala el ministro”, detalló.

De acuerdo a Nicolás Frías, los chats y esta fallida operación “contribuyen a que la opinión ciudadana del Poder Judicial destaque dentro de las más negativas en distintas encuestas de opinión pública”.

“Esto último es grave, toda vez que las decisiones judiciales son esenciales para la vida social y para el fortalecimiento del Estado de derecho. (…) Hay que legislar para evitar seguir con esta verdadera pendiente de escándalos, diseñando un mecanismo que aborde sistemáticamente distintos puntos del gobierno judicial”, añadió el subdirector del Programa Reformas a la Justicia UC."

 

Lee la nota completa aquí. 

HL La SegundaEntrevista publicada en Diario La Segunda, el 19 de junio de 2024.

Por Paulina Modiano

El sistema de nombramiento de ministros de corte y notarios ha sido objeto de constantes críticas a través del tiempo, ya que muchos consideran que adolece de transparencia y ha permitido crear un círculo pequeño y cerrado, al que no necesariamente acceden los profesionales más calificados, sino quienes tienen contactos que favorecen su designación.

La polémica nuevamente resurgió por la publicación de los mensajes de WhatsApp que el exjuez Juan Antonio Poblete, mantenía con algunos ministros de la Corte Suprema (María Teresa Letelier, Mario Carroza y Lamberto Cisternas, entre otros) y exministros de Estado (los extitulares de Defensa Mario Desbordes y Alberto Espina) para ver nombramientos de notarios y de magistrados al máximo tribunal.

Hernán Larraín Fernández, ha sido uno de los ministros de Justicia que con más fuerza ha impulsado una reestructuración al sistema de nombramientos de notarios y jueces, al tiempo que aceptaba la existencia de una trama de intereses derás de éstos. Hoy, buena parte de las perspectivas de cambio se sustentan en dos proyectos de ley enviados durante su ges- tión (2018-2022): la reforma notarial de 2018 que ya fue aprobada con modificaciones en la Cámara de Diputados y que en este momento continúa su trámite en la comisión de Constitución del Senado, y otra orientada a la designación de jueces ingresada en 2021. 

"Este cambio tiene la mayor urgencia", sostiene el expresidente del Senado, quien si bien se encuentra alejado de la contingencia política, sigue pendiente de la modernización del poder judicial a través de su rol como académico del Programa de Reformas a la Justicia de la Universidad Católica.

-¿Siente alguna frustración por haber empujado un cambio al sistema judicial que aún no se produce?

-Yo pienso que las denuncias con justificación o sin justificación y no me pronuncio sobre ellas- de lo que hablan es de un sistema con demasiadas posibilidades de vulneración. Y como eso ya lo habíamos advertido hace mucho rato, claro que ha sido frustrante que no se haya avanzado, que no se haya priorizado un tema de tanta importancia en un Estado de Derecho. Pero creo que hoy día se están conjugando los astros para que finalmente, más allá de este caso u otro, se entre a la raíz del problema y se diseñe un nuevo sistema de nombramientos, para jueces o notarios, que sea verdaderamente autónomo, a prueba de todas esas interferencias en los que humanamente sea previsible. Espero que haya claridad en la relevancia que tiene un sistema de nombramientos que garantice la autonomía e independencia judicial.

-¿Las situaciones que hemos cono- cido en los últimos días son recurrentes en el sistema judicial?

-Cada cierto tiempo aparece algo nuevo, porque el sistema tiene todas las ventanas para las interferencias razonables o prudentes, pero también interesadas, sucias o corruptas. Se presta para todo. Ese es parte del problema. Nosotros presentamos la reforma al nombramiento de jueces y la tuvimos con urgencia hasta que terminó el Gobierno. Después nadie más la pescó. Lo trágico es que todo el mundo se queja y dice que es un mal sistema; hay comisiones investigadoras que dicen hay que cambiar el sistema. Es más, pronto viene el relator para la independencia judicial de Naciones Unidas invitado por el Gobierno para hablar sobre esta materia. Entonces está todo dado para que ahora sí se tome la decisión, por parte del Gobierno y del Congreso, para cambiar el sistema y evitar que siga existiendo uno que tiene demasiados poros por donde se filtran cosas buenas o malas. Porque no sabemos. Eso es lo malo de opinar sobre casos concretos, porque uno no tiene toda la información. Se sabe lo que aparece en la prensa y muchas veces es parcial, puede ser sesgado o interesado. Pero hay que seguir presionando para que la bomba finalmente estalle y se cree un nuevo sistema. 

 

"De tiempo en tiempo surgen denuncias de presiones"

 

-¿Cuál es a su juicio el origen de los problemas que presenta el actual sistema notarial y de jueces?

-El problema más grande que tiene el sistema de notarios y conservadores, como también el de los jueces, es su nombramiento, porque es opaco, sin transparencia, sin fundamentos, sin información objetiva y en forma completamente discrecional. Las cortes de apelaciones proponen las ternas y el Presidente de la República, a través del ministro de Justicia, resuelve quién es designado. Ese es un mecanismo completamente prehistórico y por eso hemos hecho tanto hincapié en tener designaciones que sean objetivas, transparentes, fundadas en el mérito y con concursos públicos a los cuales todos puedan acceder. El notariado en Chile ha cumplido un rol importante en dar certeza jurídica, eso no lo discuto. Sin embargo, creo que los privilegios y el excesivo ingreso que tienen los hace, al final, defender sus parcelas.

-Pero para lograr que el sistema se haya mantenido inamovible durante tanto tiempo tienen que contar con un importante respaldo que avale su postura.

-Aquí, de tiempo en tiempo, surgen denuncias de presiones. La Fundación América Transparente publicó hace algunos años un informe que decía que el 40% de los notarios o conservadores tiene o había tenido un pariente parlamentario o juez o miembro del poder judicial. Entonces eso da pie para muchas inquietudes y suspicacias sobre cómo se integran las ternas. Los famosos besamanos que se hacen para ser incorporados en las ternas han sido parte de la historia de los nombramientos de jueces y notarios, y eso es totalmente inadecuado. Por otra parte, la decisión del Presidente es completamente discrecional y pienso que no es conveniente que participe en la designación de los notarios como tampoco en la de los jueces.

-¿Y qué sistema debería reemplazarlo?

-En el proyecto de notarios en trámite en el Congreso se ha cambiado en parte la propuesta original, entregándole a la Alta Dirección Pública la elaboración de los concursos, con una comisión que sería la encargada de seleccionar a cinco personas entre las que pueda escoger el Presidente. Pero como ya dije, no me parece conveniente que el mandatario participe en la designación de los notarios, como tampoco en la de los jueces. Ambos deben ser nominados por un ente autónomo del poder judicial y del Gobierno, porque eso es lo que nos daría garantía de objetividad y de que va a ser escogido el profesional que cuente con mayores méritos.

-Pero ese esquema no está considerado en el proyecto de notarios que se está tramitando en el Senado.

-No, desgraciadamente no. Nosotros lo presentamos como mecanismo en el sistema de nominación de jueces en el proyecto del 2021. No está incluido en la actual iniciativa de notarios. Por eso, desde el Programa de Reformas a la Justicia de la Universidad Católica estamos elaborando una propuesta que va un poco en línea del sistema que presentamos en dicho proyecto de ley y que también se acogió en el segundo proceso constitucional. Yo participé en la Comisión Experta y ahí propusimos un mecanismo en el que existiese una comisión autónoma del poder judicial para el nombramiento de los jueces y también de notarios que tuvo un apoyo transversal. Pero como la reforma constitucional no prosperó, ese cambio no se concretó. Por eso desde la universidad esperamos presentar muy pronto esta iniciativa para que se incorpore al debate público y que, en lo posible, ayude en la discusión final del proyecto de notarios y ojalá en la reactivación del proyecto de nombramiento de jueces que está paralizado, porque no ha tenido ningún avance en tres años.

 

"Imperiosa necesidad de tener tribunales eficientes"

 

-¿Por qué cree usted que no ha habido ningún avance en el proyecto que modifica el nombramiento de jueces? ¿Una reforma al sistema judicial no debería ser parte de ese proceso, considerado que se están enfrentando nuevos escenarios ligados al crimen organizado y el narcotráfico que antes no eran frecuentes en el país?

-Comparto plenamente esa inquietud. Yo lamento que las materias vinculadas a la justicia no aparezcan entre las principales prioridades. Entiendo que hay temas urgentes ligados a la salud, vivienda, educación y pensiones, porque tocan la cotidianeidad de las personas. Sin embargo, lo que ocurre a nivel de la justicia es también una necesidad permanente de la ciudadanía que requiere atención. De hecho, la situación de las notarías impacta directamente a la gente, porque le molesta mucho estar haciendo trámites largos y costosos en cuestiones a veces innecesarias, lo que afecta su calidad de vida. 

El sector privado y las pymes se ven perjudicadas por la falta de fluidez en sus acciones, que se ven trabadas no sólo por la permisología de los órganos burocráticos del Gobierno, sino también por trámites largos y costosos en notarías. Y eso adquiere una dimensión mayor en el nombramiento de los jueces, ya que es lo que da independencia y eficacia del poder judicial. Si los magistrados no son designados por sus méritos y no cuentan con la imparcialidad para hacer cumplir la Constitución y las leyes, obviamente la calidad de la justicia se ve afectada, lo cual es especialmente sensible cuando surgen problemas grandes de seguridad como los que estamos viviendo.

-Bueno ese es uno de los reclamos más comunes que se escucha, que aumentan los delitos y la inseguridad, pero que ello no se traduce en una penalización efectiva, lo que muchas veces lleva a la gente a desistir siquiera de denunciar un ilícito porque siente que no va a pasar nada.

-Obvio. Si la clave para la tranquilidad de la ciudadanía es que las instituciones funcionen con efectividad, que resuelvan los problemas. Y si hay tribunales eficaces, que hacen que el Ministerio Público y las policías cumplan bien su trabajo, la gente puede tener la confianza de que los casos se van a resolver. Pero si eso no ocurre y los fiscales archivan más de la mitad de las causas, lógicamente las personas no le encuentran sentido a denunciar. Los tribunales son la llave para darle a la gente la certeza de que la ley se cumple, de que las instituciones funcionan, de que el Estado de Derecho existe y que, por lo tanto, hay una democracia que puede desempeñarse fielmente. Cuando los tribunales no operan bien, se cae todo el edificio. Uno puede ir encontrando múltiples casos de desconfianza en la institucionalidad, que no solo está representada en el Gobierno, el Congreso o los partidos políticos. Hoy día alcanza a gran parte de los organismos; entonces hay que hacer un esfuerzo adicional para modernizar y reformular las instituciones. Y el sistema de justicia requiere una cirugía mayor, empezando por el nombramiento de los jueces.

-Usted mencionó la creación de una comisión autónoma, ¿cómo funcionaría y por quienes estaría integrada?

-Esa comisión, de acuerdo al proyecto que presentamos el 2021, tendría como integrante a una persona designada por el Presidente de la República, a dos nombradas por el Senado y otro par nominado por la Corte Suprema; todos ellos surgidos de concursos públicos. Se dedicarían tiempo completo al nombramiento de jueces y también de notarios. Yo creo que tenemos buenos jueces en Chile, contamos con buenos tribunales, pero el funcionamiento del sistema de justicia no está dando los resultados que el país requiere. Al final, cuando fallan los tribunales las otras instituciones se desploman. Y eso no solo tiene implicancias para la seguridad ciudadana; sino que en un momento en que tenemos la economía estancada, luego de un retroceso importante en los últimos años, las inversiones y el crecimiento requieren del imperio de la ley, de un Estado de Derecho eficaz y de tribunales cuyos fallos sean predecibles, no irresponsables o inciertos.

Por eso no solo estamos mirando el tema de una perspectiva legal, sino que también interdisciplinaria, porque vemos los problemas económicos que lleva consigo esta situación. Esa es otra dimensión del problema, ya que al final lo que empieza a ocurrir es que las instituciones caen bajo el manto de la corrupción, porque cuando se debilitan surgen los intereses espurios, de alguien que quiere impedir que una ley o un fallo judicial afecte sus intereses. Y para qué hablar de cuando penetra el crimen organizado o el narcotráfico, porque pagan infinitamente más. Ahí entramos en otra liga, en una dimensión del problema que es brutal.

-¿Cree que nos estamos acercando a eso o solo es un riesgo por el momento?

-No, no estamos cerca de ello. Pero creo que estamos comprando todos los boletos de la lotería para ganarnos el sorteo. Hay mucha debilidad para resolver los temas centrales. La situación política se ha convertido en juego de suma cero. El sistema político está tan desarticulado que no hay ninguna posibilidad de gobernabilidad. Nadie puede asegurar la aprobación de reformas significativas y, por lo tanto, estamos en una especie de nudo ciego que impide resolver los temas. Eso es lo más delicado que nos está ocurriendo, con señales de corrupción crecientes, tal vez no como las que existen en otros países de la región, pero para nosotros son extrañas porque no las hemos tenido antes. Hoy la parálisis del sistema institucional, por la incapacidad de tomar decisiones en las materias legislativas más variadas, nos tiene entrampados y arriesgando un patrimonio de probidad, honestidad y apego a la ley que ha caracterizado a nuestro país por décadas.