El subdirector del Programa Reformas a la Justicia UC y director del Departamento de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho UC, Nicolás Frías, fue el encargado de ofrecer el discurso inaugural de la segunda jornada del Seminario “Ley de Tribunales de Familia: Veinte años de avances, desafíos y perspectivas”, organizado por el Centro UC de la Familia.
En sus palabras de apertura, Frías subrayó que la Ley N° 19.968, que dio origen a los tribunales de familia, marcó un hito en la modernización del sistema judicial chileno, al introducir procedimientos más ágiles y cercanos a la ciudadanía, pero advirtió que, tras dos décadas, persisten desafíos estructurales y pendientes de reforma que deben ser abordados con urgencia.
Modernización judicial y efectividad de derechos
El académico planteó que la modernización de los sistemas judiciales debe ser entendida como un imperativo para garantizar la efectividad de los derechos fundamentales, destacando que “no basta con normas procesales modernas si estas no aseguran un acceso real y oportuno a la justicia”. Asimismo, valoró que la Ley de Tribunales de Familia incorporara principios como la inmediación, la concentración y la libertad probatoria, lo que significó un avance en la tramitación de causas sensibles.
La mediación como paradigma colaborativo
Otro de los ejes de su intervención fue la mediación familiar, a la que describió como la gran innovación del sistema en estas dos décadas. La mediación —señaló— permitió resolver conflictos de manera más colaborativa y con mayor protagonismo de las partes, disminuyendo la judicialización innecesaria. No obstante, reconoció que este mecanismo tiene límites infranqueables, especialmente en casos de violencia intrafamiliar, donde el Estado debe garantizar protección y no delegar la resolución del conflicto en la voluntad de las partes.
El rol de la academia y la necesidad de nuevas reformas
Finalmente, Frías enfatizó la relevancia de que la academia se involucre activamente en el impulso de futuras reformas, a través de la generación de evidencia empírica, el análisis crítico y el acompañamiento a la labor judicial. Señaló que el desafío es continuar perfeccionando el sistema de justicia familiar, en un trabajo conjunto entre jueces, legisladores y universidades, siempre con foco en las necesidades concretas de las familias chilenas.
Un llamado a la reflexión propositiva
Frías cerró su discurso recordando las palabras del jurista Eduardo Couture: “En el procedimiento de familia, el juez no es espectador: es director y actor”. Con esta cita, invitó a los presentes a transformar el seminario en un ejercicio de reflexión propositiva, evaluando críticamente lo avanzado, reconociendo lo pendiente y proyectando cambios que respondan a las demandas actuales de justicia, protección y paz para las familias.
La segunda jornada del seminario contó con la participación de autoridades judiciales, académicos y especialistas en derecho de familia, quienes debatieron sobre los avances alcanzados en estos veinte años y los desafíos que persisten, en un espacio de encuentro académico y profesional de alto nivel.